Estos clips muestran a gente dándole caña en rincones de moteles cutres, captados por cámaras granuladas escondidas en ventilaciones. Los ves tocarse y lamerse, sin darse cuenta, en bancos de parque al atardecer. Hay una escena con una mini cámara espiando por una persiana rota mientras se lo montan duro. Ese rollo furtivo y sin guion te engancha.