Mientras mi esposo se entrega a su videojuego, busco placer en otro lugar. Un hombre me interviene, participando en actividades explícitas conmigo, ajeno al chico friki que juega en el fondo.
Cuando mi esposo se trata de sus videojuegos, me toca a mí darle sabor a las cosas.Invité a mi amigo a una sesión caliente mientras mi esposo friki se perdía en su mundo virtual.Cuando me puse manos a la obra con mi amigo, no pude evitar notar la reacción excitada de mi esposo en la pantalla.Su miembro estaba estremeciendo, disfrutando claramente del espectáculo.Lo encontré hilarante y decidí provocarlo un poco.Empecé a actuar para él, poniendo una exhibición traviesa que lo tenía gimiendo más que nunca.Era un viaje salvaje, con mi amigo y yo perdíamos en nuestro propio placer, ajenos al hecho de que mi esposo estaba viendo cada momento de ello.Su satisfacción solo se sumaba a la emoción, haciendo que la experiencia fuera aún más intensa.Era una combinación única de realidad y fantasía, un testimonio del poder de la tecnología y el deseo.