Imagínate una escena donde una pareja se pone a tope en un piano de cola, dedos fuera de las teclas y directos al lío, dándole caña. La madera pulida y partituras tiradas por ahí le dan un toque elegante pero desordenado. Hay un clip con un taburete de terciopelo apartado en plena acción, haciéndolo raro de olvidar.